jueves, 10 de junio de 2010

  • Hubo hombres que se hicieron a la vida
    como quien en un chinchorro se hace al mar,
    en pequeños botecitos de colores
    afrontaron su terrible tempestad;
    con sus sueños fabricaron flotadores,
    salvavidas, remos, velas y un timón,
    pero el viento derribó las ilusiones
    y empezaron otra vez la construcción.
    Martillando con su propia sangre esperan
    terminar, antes que despierte el dragón.

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